Magia, emociones y cacerías... Oscars 2018
- Por James
- 25 feb 2018
- 8 Min. de lectura
Si les hablara del 2017 y sus nominaciones, me pregunto ¿qué les diría? Les contaría que fue el año donde premiamos la magia, donde recordamos nuevamente que el amor carece de cara, género o forma. ¿o les contaría del cine en general? Que las películas tomaron giros que no esperábamos, buenos o malos, creando algo distinto. O tal vez les advertiría de las correcciones políticas, de aquellos discursos que erizaron la piel, aunque no fueron más que palabras vacías.
Supongo que empezaría por contarles que 2017 fue el año que me hizo creer de nuevo en Hollywood, tal vez no en esa cara glamorosa y perfecta que nos presentaba en los años cincuenta; sino un hollywood donde podemos ser diferentes sin forzarlo, donde películas como Lalaland abren la puerta a un romance que tal vez no tiene el final que esperábamos, pero si uno que se queda por siempre con nosotros. Y si, ya sé que Lalaland técnicamente es de 2016, pero yo la vi en 2017 y esos Oscar fueron una mala broma, además en ese entonces no tuve la oportunidad de hablar sobre ello…pero sigamos con lo bueno, el 2017 y como me hizo creer en un cine mágico, romántico y tenebroso; uno que evoca sentimientos, de esos que escondemos y les modulamos la intensidad pero que cuando vuelven, siguen llamándonos por su nombre.
Este año celebramos la entrega número noventa de los premios de la academia, toda una vida; a través de fotos viejas o documentales, hemos visto como ha ido cambiando el cine, como las premiaciones han marcado un futuro cinematográfico o dejado en el olvido las ideas con las que nuestros antecesores crecieron; vimos el cine mudo empezar a hablar, a los directores imponentes convertirse en verdugos o presas, hemos visto la justicia disfrazarse de premio, como si con un discurso se enmendaran los daños causados, también vimos aquellas películas que se llevaron todo a casa, pero que al final, nosotros nos llevamos al segundo lugar grabada en el alma.
Circo o teatro, realidad o un guión bien ensayado, sea como sea, hemos vivido diferentes experiencias a lo largo de estos 90 años y me alegra que en la edición del 2018, las nominaciones tengan más que ver con el arte, con la expresión y lo que nos dejó. Pero vamos por partes.
Debo recordarles que, a pesar de mi amor por el cine, no tengo ningún crédito para ofrecer alguna critica así que son sólo mis opiniones y gustos personales, enfocándome solamente en las nominadas a mejor película que he podido disfrutar. (Todas, excepto The phantom thread, porque Cinepolis cree mejor proyectar la nueva de Omar Chaparro) y aunque creo que a algunas se les escaparon las nominaciones, no hablaré de ellas en esta ocasión; tal vez, si en un mes tengo el ánimo de hablar, o tal vez las guarde en mi pequeño cofre de tesoros visuales que me gusta compartir con mi soledad.

Dunkirk, ¿qué puedo decir sobre esta belleza que no les haya dicho antes? Es por mucho mi favorita. Pocas son las películas que consiguen contar una historia con sonidos, planos, y diálogos casi nulos; la mayoría de las veces son consideradas pretenciosas, o en el peor de los casos, aburridas(Y no, no se me olvida que ese día la sala estaba medio vacía, que había adolescentes a mis costados hablando, tratando de mantener entretenida a su cita porque, desde su absurda perspectiva la película no les fue suficiente) El nivel de ansiedad, temor y desesperación que Dunkirk logra transmitir no tiene comparación, ni siquiera esas grandes producciones de terror hollywoodense, nada como toparse de frente con la idea más tenebrosa que conozco: Los humanos.
Darkest Hour, mi amor por la historia se regocijó como nunca cuando supe que justo el año en que sale Dunkirk, nos regalan al grandioso Gary Oldman como Winston Churchill. y qué interpretación, temible e inspirador. A lo largo de la película vemos como las luces juegan un papel importante en el desarrollo de la trama, tenemos sentimientos como culpa, dolor, y esperanza; pero no una esperanza de victoria, sino la esperanza de la lucha, que sin importar el resultado nadie conseguirá doblegarnos sin darle batalla.

Si el resentimiento fuera película, definitivamente sería Three billboards outside Ebbing Missouri, probablemente una de las películas más humanas en la actualidad, nos presenta esos pequeños detalles que siempre intentamos ocultar, avergonzados. Tenemos racismo, odio, ira, tristeza y desesperanza. La impotencia de buscar justicia donde a nadie le importa tu historia, el coraje cuando la culpa viene de adentro, el miedo que nunca consigas la respuesta que buscas, y si la consigues ¿en qué cambiaría lo que ha pasado? Y en todo esta explosión de odio y dolor, tenemos actuaciones increíbles y un toque humorístico, tan esporádico como en la realidad.
Y si hablamos de esporádico, ¿qué me dicen de su primer amor? Ese que sin importar cuantos nombres conozcas, ni con qué tanta fuerza vuelvas a querer, sin importar los años, si volviste a verle o desapareció, existe un nombre que sigue regresando de vez en cuando, a veces como un fantasma, a los lugares que fueron suyos. Ese sentimiento nostálgico, casi como volver en el tiempo y ver a tu versión más joven disfrutarlo, es ver Call me by your name.

Hablar de Call me by your name puede tomarme horas y aún no acabaría de decirles porque me parece una de las mejores películas de 2017. Nos muestra una actuación orgánica, donde puedes reconocer tus propias emociones, la dirección a cargo de Luca Guadagnino es sublime, real, dolorosa, artística. El soundtrack es de esos que me obsesionan y pueden hacerme llorar porque las escenas se quedan contigo. Y aunque hay muchas cosas que amar (así como algunos encontraran cosas que estuvieron de más) entre discursos, silencios y miradas, me quedo con las expresiones de Elio al final de la película; Lo sé, Elio, claro que lo sé.
Al hablar de los silencios bien utilizados, podemos pensar de vuelta en Dunkirk, pero también en el maestro en hacernos ver una historia con los oídos, Steven Spielberg. Sin necesidad de un soundtrack para hacerte sentir lo que quiere contar, sumemos actuaciones de dos grandes: Tom Hanks y Meryl Streep. Si, sé que hay un poco de fanatismo en mi pequeña opinión sobre The Post, pero Spielberg vuelve a enseñarnos como se hace una buena película.

Aunque no puedo afirmar que la historia sea fiel a los hechos, en este momento donde los medios de comunicación están comprados, un filme sobre una revolución periodística no nos cae nada mal. Y no olvidemos el increíble personaje de Meryl Streep, una mujer que inicia débil y sumisa, y termina siendo la pieza fundamental. En estos tiempos dónde creen que un personaje femenino deber ser indestructible de principio a fin, The Post nos muestra una mujer que sobrelleva las condiciones de su época para descubrir su propia fuerza.
Fuerza, dicen que la fuerza más poderosa es la del amor y que el amor, no tiene forma. The Shape of Water es un poema, y si alguien merece un premio por celebrar la fantasía sin duda es Guillermo del Toro. Aunque siento que hubo cosas de más, algunas similitudes aquí y allá, no cabe duda que es una película mágica, que el soundtrack es un encanto y que la idea ancestral de la princesa sin voz y su amado resonará muchos años más; no superó mi trabajo favorito de Guillermo del Toro, el laberinto del fauno.

Una sorpresa en estas nominaciones ha sido Get Out, porque normalmente no se suele premiar películas de terror, pero normalmente las películas de terror no se parecen a Get Out. No sé si incluirla en este género sea correcto, tal vez una descripción más precisa sea Thriller Psicológico. Han pasado un par de meses desde que la vi, y aunque me haya gustado la forma en que se desarrolla y como manejan las emociones del protagonista, es de esas películas que sólo disfruto una vez, así que disculpen si no la tengo tan fresca en la memoria.

Otra película que es de esas para disfrutar una sola vez es Lady Bird. Debido a criticas, comentarios y toda la emoción por la nominación de Greta Gerwig, tenía las expectativas muy altas, y no estoy seguro de haber visto la misma película que el resto del mundo. No me lo tomen a mal, la disfruté, pero no como la obra maestra que me prometían. Tiene una fotografía estupenda, buenas actuaciones y para ser su debut como directora, hizo un fantástico trabajo. Pero, salvando unos cuántos diálogos entre Lady Bird y su madre, no encuentro nada fuera de lo común, nada que me transmita lo que Three billboards outside Ebbing Missouri o dunkirk lograron en las primeras escenas.

________________________________________________________________________________
Las nominaciones de este año tiene todo lo que pido de Hollywood: talento, arte y emociones, muy probablemente voy a disfrutar esta entrega como tenía tiempo no lo hacía… excepto por una cosa, una pequeña idea que ha ido creciendo y deformándose hasta convertirse en el monstruo que no deja de aparecerse siempre que hay cámaras de por medio: Las correcciones políticas y sus protestas.
Dejando de lado el caso Weinstein o el terrible incidente de “El último tango en Paris” tengo que hablar en contra de sus TimesUp y MeToo, y antes de ser llamado nuevamente “Parte del problema” o “ser exactamente igual al agresor” déjenme explicarme.
No estoy en contra de que se alce la voz, no estoy en contra de buscar la justicia; pero estoy en contra de que regresemos a una etapa tan parecida a la cacería de brujas donde una sola palabra es suficiente para desterrar al acusado, donde decidan que lo que una persona suelte en redes sociales puede acabar con una carrera. Donde creen que el arte le debe rendir algún tipo de cuenta a la política, o donde una denuncia que ha sido desechada por la ley merece tratar como escoria a Woody Allen, (que por cierto, he visto a nuestros héroes de lo bueno diciendo “Se lo debemos a las victimas” ¿Víctimas, en plural? ¿te sabes algo que el resto desconocemos? Porque hasta donde sabemos, sólo es una supuesta víctima y hasta donde sé, muchos actores deberían otorgar el beneficio de la duda, que de no ser por Allen, algunos podrían haber pasado desapercibidos.)
No le pido detalles o explicaciones a las victimas (que algunas de ellas se han puesto a describirlos, como el caso de Anzari) porque entiendo lo traumático que debe haber sido, pero tampoco pueden gritar a los cuatro vientos que cierto famoso las atacó y no esperar que no hagamos preguntas, no podemos confiar ciegamente, ni en el acusado ni en las aparentes víctimas. He conocido víctimas, y créanme que no desaparecen con dinero, no saltan de sus escondites en cuanto su agresor gana un premio o millones de dólares.
Todos sabemos que muchos empezaron a hablar en contra porque ya tenían los reflectores encima, que sabían del desastre pero era más fácil seguir aprovechándose de los beneficios que la amistad con cierto director les traía, y si, lo digo por Oprah.
He visto de cerca el dolor de una víctima, no la dañen más con sus campañas políticas y su carencia de debate, dejen de hacer de sus experiencias un circo.
Este es un tema complicado y delicado, y aunque estoy en contra de tantas protestas sin sentido (como Natalie Portman haciendo un desplante porque no había mujeres nominadas a mejor dirección en los golden globes) también creo que es importante inspirar a la audiencia, pero no lo hagan con sus discursos falsos y fríos como presentadores; háganlo película, háganos vibrar de emoción, de dolor y de compasión.
Si les contará del Hollywood de 2017 ¿Qué les diría? ¿Qué al forzar la diversidad todos vivieron felices por siempre? No creo que esa sea la respuesta para la representación. ¿Qué los tiempos cambiaron, que las protestas de actores son sinceras y funcionales? Estoy seguro que de cierta forma es verdadero, pero no hay porque cegarnos del todo. Si les contará del cine en 2017, sería el recuerdo de las películas que me marcaron, de esas que no buscaban ser justicieros pero inspiraron, esas que me hicieron sentir.
Comments